EXTENDAMONOS


En esta página registraremos todo lo relacionado con "Extender la Extensión" para indagar otros caminos hacia el conocimiento centrado en las vivencias, las experiencias, donde participan diferentes formas de percibir la realidad cotidiana. 


Sobre el término “extendámonos” 

Una reflexión sustentada en la naturaleza de la praxis vivencial[1]
Teresita Pérez de Maza
Caracas, 2020
   
El camino del quehacer extensionista es muy amplio y diverso, diríamos que inagotable. Constantemente estamos frente a nuevos territorios extensionistas, que se expresan en la presencia multidimensional de la Extensión en otros espacios- diferentes a las instituciones de educación universitaria- donde adquiere su verdadera fortaleza como una función abierta y libre. De allí, la relevancia de ahondar en la naturaleza de la praxis vivencial para comprender progresivamente y de manera “inacabada” el término "extendámonos" y sus implicaciones. Por tal razón, no se trata de una simple derivación etimológica de la palabra extensión o del verbo extender.    

Desde una perspectiva propia de la Extensión y como una interpretación emancipadora, se trata de reposicionar las vivencias, el pensamiento corriente, el lenguaje conversacional, las acciones comunes, a través de las cuales se constituye la relación entre quienes viven y comparten las vivencias. Juntos, como pareja, como grupo o colectivo, se escriben las metáforas e imágenes de las vivencias constitutivas de la relación que nos une y que luego somos capaces de extenderlas; es decir, socializarlas en espacios que convocan a la participación dialógica. En tal sentido, las vivencias representan “las cosas”, “los hechos” que vivimos y experimentamos a diario; y, que luego se internalizan y se concientizan como un “hecho de vida”, lo que distingue sustancialmente lo vivido de lo representado.  

¿De qué estamos hablando? De una reflexión común, de experiencias compartidas, de una construcción colaborativa de significados de esas experiencias, en la que “los relatos y la narración de otros se mezclan con el mío”, lo que trasciende la mera colaboración y participación en “vivencias”. En tal sentido, el término “extendámonos” tiene como foco el mundo de vida. En otras palabras, un modo de co-construir una imagen descriptiva e interpretativa de las prácticas vivenciales; es decir, pensar y explicar en términos propios porqué se hace lo que se hace y cuál es el aprendizaje social. Ahora bien, ¿Esto conlleva un conocimiento? ¿Una forma de indagar?   

En el utilitarismo, los procesos de investigación homogenizan los procedimientos en  modelos unidimensionales capaces de alinear las técnicas, medios y fines para objetivizar  la realidad, lo que restringe comprendernos a sí mismos como parte de esa realidad.  Asimismo, esta perspectiva utilitarista del método y el conocimiento, debilita la dimensión dialógica y democrática de la investigación, algo incompatible con la Extensión y sus formas de “extenderse” a otros espacios. Por tanto,  en la búsqueda de significados para el término “extendámonos” florece la investigación con y sobre la praxis vivencial, una forma diferente de indagar, de relacionarse con la realidad, en la que el conocimiento se constituye en las “relaciones extendidas” del investigador con los actores sociales y viceversa, por lo que se trata de un conocimiento en común, de un modo participativo de la conciencia, algo construido socialmente entre todos, situados en un contexto específico.  

La investigación con y sobre la praxis vivencial refiere un conjunto de acciones sistematizadas que acontecen recíprocamente en el mundo de vida de los actores sociales y el investigador;  mediante un flujo de saberes donde las percepciones propias se inmiscuyen con las percepciones de los otros. Esta forma de producir conocimiento se sitúa en un contexto específico que resulta crucial al momento de considerar cuál es el empoderamiento del investigador y de los diferentes actores sociales, con respecto a la producción y socialización del conocimiento.

El investigador comienza a indagar inicialmente desde posiciones externas al colectivo. En su ir y venir del contexto donde se insertan las vivencias y se desarrollan las experiencias, se reposiciona progresivamente como parte del proceso vivencial e ingresa en un modo de conciencia colectiva, que lo libera de empoderar a los otros de sus propias concepciones acerca de la realidad. Por su parte, los actores sociales se sienten empoderados en sí mismos de los conocimientos y saberes que poseen y adoptan diversos posicionamientos discursivos y narrativos que se comparten con “los otros”. Este posicionamiento se constituye en los modos específicos de la acción-reflexión, generados en las “prácticas vivenciales”, el discurso se espiraliza, las opiniones cambian, pero el contexto especifico y la praxis vivencial que de él se deriva sigue siendo el foco central de la investigación en y con la Extensión.  
  
Recordemos que en algunos casos restrictivos el episteme se ha constituido en una forma contemplativa y hasta especulativa del conocimiento, frente al doxa que moviliza el campo de las vivencias, hasta llegar a la phronesis: una forma de comprender la doxa a partir de los involucrados en el quehacer extensionista. Por tal razón, las complejidades implícitas en estas terminologías son culturales, intelectuales, sociales y contextuales, por lo que la conexión entre  Extensión y extendámonos es una práctica que despliega de manera unísona un “saber y un actuar”.  

Como se observará entramos a un campo sinuoso y hasta resbaladizo, en el que la Extensión abandona su apellido originario “Universitaria”, para dejarse “apedillar” por otros actores, en el terreno donde ocurren las vivencias, para analizar y otorgarle sentido a las experiencias y crear espacios para: las minorías y los silenciados de siempre, construir diálogos a través de las diferencias, discutir lo no-formal, desenmascarar falsas visiones, inventar otras estrategias extensionistas. En síntesis, no se trata de crear argumentos en favor de reducir el apellido originario de la Extensión, se trata de conocer e indagar otros caminos en favor del conocimiento y la praxis vivencial, que surge cuando la Extensión verdaderamente se extiende (Extensión de la Extensión) y los actores sociales “nos extendemos” en colectivo,  para enfocarnos en las experiencias y vivencias de las personas y llegar a desentrañar y tejer la profundidad social de esas experiencias, en favor de un conocimiento y epistemologías fuera del canon occidental, eurocéntrico y de la pretensión constante de tener el monopolio de la verdad.

De manera constante, para referimos a la Extensión con apellido, es decir la Extensión Universitaria, insistimos en nuestros discursos que las universidades deben regresar a la polis y recuperar su verdadera función educativa y liberadora, extendiéndose a horizontes más allá de los espacios tradicionalmente creados para el ejercicio de la docencia y la investigación, funciones que generalmente no se les incorpora el apellido de “Universitaria”. Igualmente se insiste en tiempo pasado y presente que las instituciones de educación universitaria, deben comprometerse con la verdadera práctica de la democracia, mediante la exaltación permanente de la vida, la solidaridad, la justicia, la inclusión; es decir, todo aquello que convoque a la dignidad y el desarrollo humano.  

Sin embargo, ante un mundo globalizado y hegemónico, las universidades permanentemente están recibiendo presiones de diversa índole que las impulsan a actuar hacia direcciones distintas y contradictorias con los fines inherentes a su naturaleza primigenia que las define como instituciones públicas y de orden social. Tal apreciación puede observarse en el débil tratamiento que reciben por parte de la docencia, la investigación y la extensión, temas urgentes relativos a: los derechos humanos, una cultura por la paz, las minorías originarias, los privados de libertad, los migrantes, la diversidad de género, el estereotipado racial y sexual, la vida en la tierra, la violencia policial, la exclusión en el uso de las tecnologías, la estratificación en los servicios de salud, entre otros. Si las minorías y los excluidos de siempre no abordan y participan en sus problemas, otros van a hacerlos por ellos desde patrones culturales, modos e intereses determinados por los discursos e ideas dominantes y modernistas, restándole importancia a las vivencias y experiencias propias para la comprensión de la realidad; por lo tanto la Extensión deberá decidir el rumbo de sus acciones atada con exclusividad al mundo universitario, o libre, imbricada con el sentir de quienes participan del quehacer extensionista, desafiando los modos tradicionales de entender el mundo, para que nos “extendámonos” en colectivo hacia los hospitales, escuelas, bibliotecas, museos, parques, ancianatos, cárceles, comunidades agrícolas, barrios, comunidades indígenas, redes sociales… donde la Extensión esté al alcance de todos y otros hagan Extensión.  
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[1] Esta reflexión, a pesar de la perspectiva personal de quién escribe, no es un texto arbitrario, ni tampoco un tratamiento exhaustivo del término que se declara: “extendámonos”, por cuanto existe la visión de iniciar un debate de carácter dialogal con los lectores acerca de la Extensión (sin su apellido de Universitaria), por tanto se trata de un texto abierto sin un final obligado. En su construcción se privilegian las ideas que surgen del intercambio pasado con el investigador social, José Padrón Guillen (+), acerca del concepto dual “integral e integralidad”; así como de la tesis expuesta por el profesor Gabriel Kaplún (2014) sobre esos dos conceptos. Con igual privilegio surge un discurso que emana de las lecturas recurrentes del manual de investigación cualitativa de Norman Denzin e Yvonna Lincoln (2012), quienes compilaron estudios que enfocan la investigación libre de la dominación neocolonial y que empoderan a los pueblos nativos, entre otros excluidos. Asimismo, la experiencia en el Grupo de Investigación en Extensión Universitaria de la Universidad Nacional Abierta (GINEx-UNA) fue fructífera y productiva para comprender, luego de ocho años de permanencia en el grupo, las ataduras que le imprime el apellido “Universitaria” a la Extensión.  

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