Cuando nos referimos a la palabra
territorio nos imaginamos una demarcación espacial en una zona geográfica
determinada, un establecimiento poblacional en un lugar específico, una
superficie terrestre con recursos naturales. Sin embargo la acepción de
territorio va más allá de una manifestación espacial; se trata de un lugar
donde se construye un tejido social que comparte una cultura y cimenta un
conjunto de estructuras simbólicas que determinan el carácter de las
comunidades que se asientan en ese territorio.
Las comunidades y sus actores
representan la organicidad y composición de los territorios donde se
desarrollan un sinnúmero de relaciones endógenas y exógenas que
convocan a la participación social. En esta dinámica territorial las
universidades, a través de la Extensión Universitaria, develan un compromiso
inmemorable con las comunidades cuando se fecundan espacios de reflexión,
investigación y participación en torno a necesidades sentidas y problemas
locales, regionales que ameritan ser pensados y solucionados