Han pasado casi 23 años desde la realización del I Congreso Nacional de Extensión Universitaria, como parte de la agenda del Núcleo de Autoridades de Extensión y Cultura de las Universidades Venezolanas, organizado por la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda, en junio del año 2000. Con un propósito ambicioso, para ese momento, se asumió en la agenda de ese evento el reto de reflexionar acerca de la conceptualización, doctrina y filosofía de esta función, su pertinencia social; los fundamentos metodológicos para formular, evaluar programas y proyectos extensionistas; así como los lineamientos curriculares para la integración de las funciones de Docencia-Investigación-Extensión y las relaciones posibles de la Universidad con el Sector Productivo.
En el presente ese propósito ha sido
parte de la discusión permanente de las universidades latinoamericanas. Se han
generado políticas, programas, proyectos, eventos y pudiéramos decir que existe
un debate académico en crecimiento y enriquecido con las numerosas propuestas que
han surgido en la región En el caso venezolano me permito recordar que a
partir del año 2000, con el apoyo del Núcleo,
se realizaron las Jornadas
Nacionales de la Inserción de la Extensión en el Currículum tanto de
pregrado, como de postgrado. Evento que durante sus cinco ediciones, evidenció
el desarrollo de actividades y proyectos acreditados en el currículum, lo que
sirvió de base para considerar en el Plan Estratégico Nacional de Extensión
Universitaria (2013-2018) un marco orientador para impulsar la inserción de la
Extensión en el currículum de pre y postgrado, así como el desarrollo de líneas
y grupos de investigación.
Posteriormente en el año 2018, en el
contexto de la celebración de los cien años de la Reforma de Córdoba (1918) un
grupo de universidades nacionales (UNA, UPEL; USB, UCLA, UNERMB) se reunieron
para generar un debate acerca del legado y los modos en que esta reforma
impactó el quehacer extensionista en la universidad latinoamericana,
concluyendo que en el debate de la curricularización de la Extensión y la
integralidad de las funciones universitarias es necesario el registro continuo
y sistemático de las experiencias y políticas para llevar a cabo ambos procesos,
especialmente en cuanto al “cómo y por qué ocurrieron esas experiencias”.
Durante la pandemia, especialmente entre los años 2020 y 2021,
las instituciones de educación superior implementaron
nuevas prácticas educativas para administrar el currículo universitario y garantizar
los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Se puso a prueba la articulación
entre las funciones universitarias y cómo a través de la Extensión las
funciones de Docencia e Investigación pudieron llegar a sus destinatarios, a
las comunidades que se mantenían en cuarentena.
Por tanto, como fieles creyentes de la Extensión
Universitaria, en este año 2023 el debate y la reflexión se debe centrar en la
curricularización e integralidad de las funciones universitarias, mediante la
realización de congresos, jornadas, charlas, seminarios, registrando las
experiencias realizadas, publicando artículos e invitando tanto a los académicos
como a los estudiantes a la conformación de líneas y grupos de investigación en
Extensión Universitaria; y muy especialmente compartir abiertamente las experiencias que se
han suscitado en la región.
A manera de metáfora debemos movernos como los “girasoles”,
de este a oeste, buscando la luz radiante, evitando las sombras, inclinarnos hacia
el otro lado y trabajar a plena luz con las comunidades. Se trata de compartir
la luz y energía entre todas las universidades y mirarnos de frente para
compartir, revivir y replicar las experiencias exitosas, e incluso repensar
aquellas experiencias que no resultaron favorables.
Desde este espacio abrimos las puertas a ese debate y
recibimos los aportes que tengan a bien enviar en el año del girasol.
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